30 de diciembre de 2013

En busca del destino

 

     Por Angel Salvador Asensio

¿Por qué hay tanta gente que se siente insatisfecha con su vida? ¿Por qué tanta gente vive yendo a trabajar sin ganas, solo buscando ganarse el pan, atrapados en un trabajo que ni tan siquiera les gusta? ¿Por qué hay tanta gente que no vive, sino más bien sobrevive? ¿Por qué tanta gente no le encuentra sentido a su vida?
La respuesta es sencilla: no van en busca de su destino.
Uno de los principales causantes de que la infelicidad, la desmotivación y la falta de entusiasmo estén presentes en la vida de la persona, subyace bajo el desconocimiento de la existencia de un destino preconcebido que ansia ser descubierto y puesto en marcha con celeridad, para que la persona recuerde su propósito y pueda vivir con la mayor plenitud posible.
Cada uno de nosotros tiene un destino escrito por dentro, esto es, lo que deseamos ser, ESE ES EL ÚNICO DESTINO QUE ESTA ESCRITO. De ahí la importancia de conocer nuestro destino al reflejarse nuestra verdadera identidad, es decir, quien realmente somos, en otras palabras, el destino es aquello que da sentido a nuestra vida y que justifica el porqué hemos venido a este mundo.
La no búsqueda, conocimiento y no consecución de nuestro destino, así como la traición al mismo, entendiéndose esta como el no ser, quien realmente se es, trae aparejada consigo frustración, tensión y desidia por la vida, además de hacernos caer constantemente en la contradicción, imposibilitando el avance constante y permanente en nuestras vidas.
Solo cuando descubras tu destino y comiences a trabajar en algo que este relacionado con el, estarás en un lugar de crecimiento y éxito para ti.
¿Cómo descubrir tu destino?
Tu destino tiene que ver con lo que despierta entusiasmo y emoción en ti ¿Que te apasiona? ¿Que es lo que realmente te gusta hacer? Tu destino formará parte de los sueños y deseos que viven dentro de ti, será parte de tu naturaleza.
Si te has fijado en un buen actor o un gran cantante, te habrás dado cuenta que no necesitan hacer esfuerzo alguno para cantar o interpretar una obra. ¿Por qué? Porque hacen lo que les sale bien por naturaleza.
Por otro lado, si haces algo que no es natural en ti, siempre habrá dificultades. Por mucho que practiques, te esfuerces y te entrenes, nunca pareces lograrlo del todo bien. Has de reconocer que no esta en tu naturaleza.
Si logras descubrir cual es tu destino y haces aquello que por naturaleza eres bueno, si haces aquello que te hace disfrutar y sentir que has logrado algo, entonces y solo entonces, comenzarás a saborear la dulzura de la felicidad.
Imaginemos que te gustan mucho los niños, tal vez tu destino este ligado a algo que tenga que ver con ellos: enseñar, ser entrenador/a, cuidarlos… asegúrate de explorar todas las facetas de tus habilidades natas e innatas, recordando que lo que para unos es aburrido para otros es excitante porque forma parte de su destino.
Mi trabajo consiste en arrojar luz sobre tu destino para qué deje de permanecer oculto tras la oscuridad de la inconsciencia y guiarte por el sendero que te conducirá hacia el éxito.
Estoy convencido de que si entras en tu destino no importa donde estés, no tendrás problema en conseguir, amigos, pareja, empleo y nuevas oportunidades que consigan dar sentido a tu vida y hacerte feliz.
¿Estas usando el potencial que tienes dentro? ¿Vas tras tu pasión? ¿Haces lo que te sale por naturaleza? Si no es así, ¿por qué no haces algunos cambios? Encuentra algo que despierte pasión en ti y comienza a entregarte a ello.

8 de diciembre de 2013

El cuento de las arenas.

La metáfora de las arenas es terapéutica y educativa, es una de esas  narraciones  que hacen trabajar los niveles más profundos del ser. Las metáforas transformadoras pueden cambiar en un instante la vida de cualquier persona, conduce al lector a un nivel de vida superior.                                           
                                                                                                             
El cuento de las arenas
 
Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas.                                                                                                      
Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:
"el Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río"
El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto. "Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino"
-¿Pero cómo esto podrá suceder?
"Consintiendo en ser absorbido por el viento". Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad. "¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?" "El viento", dijeron las arenas, "cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río"
-"¿Cómo puedo saber que esto es verdad?"

"Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río."
-"¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?"
"Tú no puedes en ningún caso permanecer así", continuó la voz. "Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial." Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento. También recordó --¿o le pareció?-- que eso era lo que realmente debía hacer, aún cuando no fuera lo más obvio. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia. Reflexionó:"Sí, ahora conozco mi verdadera identidad" El río estaba aprendiendo pero las arenas susurraron:"Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña" Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía está escrito en las Arenas.

Esta hermosa historia es corriente en la tradición verbal de muchas lenguas, circulando casi siempre entre los derviches y sus discípulos. Fue transcripta en la obra "La Rosa Mística del Jardín del Rey" de Sir Fairfax Cartwright, publicada en Gran Bretaña en 1899. La presente versión es de Awad Afifi el Tunecino, que murió en 1870.

1 de diciembre de 2013

MENSAJE NAVIDEÑO

 La estrella  de Belén y el amor de Dios ilumine vuestros corazones y les permita el renacimiento de nuestras vidas en unión familiar. La paz y la bienaventuranzas del Todo Poderoso guíe sus pasos. Que el amor, la comprensión y la tolerancia sean el tónico  para el fortalecimiento de las relaciones familiares y laborales.
FELIZ NAVIDAD Y UN VENTUROSO AÑO 2014 
LES DESEA: CENTRO DE DESARROLLO GERENCIAL