12 de octubre de 2015

Coaching y Reingeniería de vida

             Por Dr. Ana María Rojas Melo                                                                                                     

En la actualidad las personas por lo general se ven en la necesidad de abordar grandes y rápidos cambios, en la exigencia de ser cada vez más creativos, de impulsar la innovación en sus vidas, de manejar enormes cantidades de información, de trabajar mejor consigo mismos y con los demás, de tomar buenas decisiones de forma rápida y de atender las demandas familiares. Situaciones que se abordan según las programaciones que se han constituido por las interacciones con las experiencias, los recuerdos, las creencias y los patrones de aprendizaje. Es decir, se afronta la vida cotidiana según la percepción que se tenga del mundo, esto lleva a que ciertos aspectos esas programaciones sobre la realidad no funcionan como se espera. Rogers, (1961).  Hace una referencia bien significativa sobre lo mencionado “Las palabras y los símbolos guardan con el mundo de la realidad la misma relación que un mapa con el territorio que representa […] Vivimos con un "mapa" perceptivo que nunca es la realidad, son simplemente programas”. (p.485)
En atención de lo expuesto, se ofrece una alternativa que vincula a los procesos de coaching el concepto de la reingeniería de vida con el objeto de restructurar creativamente los marcos de referencia que limitan el desarrollo personal.
El Coaching es un término muy usado en la actualidad es una herramienta valiosa para ayudar en la transformación personal, situación que lo posiciona como objeto trascendental en la asesoría, es una práctica emergente que no está considerada un asunto terapéutico, sí no un proceso de aprendizaje, reaprendizaje y de reestructuración para alcanzar metas cimentadas en las raíces de la autonomía, en este sentido, el objetivo principal de esta metodología es asistir a las personas, equipos y organizaciones con el espíritu de desarrollar habilidades que enriquezcan su independencia, y lograr así resultados más allá de lo que podrían alcanzar por sí solas, como lo expresan Echeverría y Pizarro (2004), “expandir la capacidad de desempeño de su gente y conferirles mayores espacios de autonomía para qué logren comportamientos en los que muestren lo mejor de sí mismos” (p. 2).