LA HERMENÉUTICA DE DILTHEY COMO MÉTODO
DE COMPRENSIÓN DEL SUJETO HISTÓRICO COMO FUNDAMENTO DE UNA TEORÍA DE LA
GERENCIA EDUCATIVA VENEZOLANA
RESUMEN
Debido al interés de realizar investigaciones el contexto de la gestión
educativa venezolana, se ha presentado este trabajo como una primera entrega en
cuanto a la importancia de la Hermenéutica como método de abordar el área de
las ciencias sociales, y de modo especial, lo referente a lo educativo. Así
pues, desde la hermenéutica propuesta por Dilthey se busca delinear los principios pertinentes
que se involucran en la interacción social y las transformaciones de la compleja
realidad educativa como encuentro trascendental. Conscientes de la vertiginosa
diversidad de los modelos gerenciales educativos y de cultura organizacional que se vienen
planteando en la realidad venezolana, se hace necesaria la teoría desde la
perspectiva hermenéutica, como alternativa al positivismo pragmático propia de
una concepción mecanicista del sistema educativo venezolano.
Palabras
Clave: Hermenéutica- Histórico-Positivismo-Comprensión
ABSTRACT
Due to the interest for research the
context of the Venezuelan educational management, this work has been presented
as a first installment on the importance of hermeneutics as a method to address
the area of social sciences, and especially, regarding educational. Thus, from
the hermeneutics proposed by Dilthey it seeks to delineate the relevant
principles are involved in social interaction and transformation of complex
educational reality as momentous encounter. Conscious of the dizzying diversity
of educational management models and organizational culture that those asked in
the Venezuelan reality, the theory from the perspective of hermeneutics, as an
alternative to own pragmatic positivism of a mechanistic conception of the
Venezuelan educational system is necessary.
Keywords: Historical
hermeneutics positivism-Understanding
INTRODUCCIÓN
Plantear el problema de la
investigación en el área de las ciencias sociales es asumir postura crítica
frente al método que se ha elegido. Es decir, el método señala las características de sistematicidad y
generalidad de los conocimientos alcanzados y la trascendencia en cuanto a sus
aportes teóricos. Si bien es cierto que la pregunta por la metodología propia
de las ciencias sociales no tiene una
respuesta científica de carácter universal aceptada sin más en todas las áreas
del saber científico (Morín, 2005)
También es cierto que no todo lo
que se contra-argumente como no científico ha de ser no-ciencia, lo que suele
ocurrir referido al campo de las investigaciones sociales; de modo especial, lo
que concierne al hecho educativo. Así, pues, se plantea la problemática del
método en el área específica de las ciencias sociales; en el fondo, la elección del método de estudio es una
opción hermenéutica.
Lo trascendente de este problema
epistemológico es la cuestión que se
presenta a lo interno de las ciencias sociales;
pues, su objeto de estudio, los “hechos sociales”, le exigen que se
diferencie, en lo metodológico, al resto de las llamadas ciencias exactas, cuyo
objetos de estudios son animales y cosas.
En este sentido, resultan
interesantes los comentarios de Morales (2014) cuando reflexiona en torno al
problema de las ciencias sociales en la coyuntura epistémica actual de la
Cultura gerencial en todas sus áreas de aplicación:
Iniciar un discurso filosófico de las
Ciencias Administrativas y Gerenciales es un gran reto, algo significativo el
cual llama la atención en el nuevo milenio. Primeramente porque hay una gran
convulsión y revolución epistemológica advertida en la diversa variedad de
paradigmas emergentes como respuestas a la crisis dada a finales del siglo XX,
al respecto se tiene la consideración del aparente decreto de la llamada
“posmodernidad” anunciando el fin de la ciencia. Pudiera decirse, a manera de
conjetura, que fue simplemente algo para llamar la atención; sin embargo, otros
esgrimen posturas más recatadas pero aluden a una ciencia sin método ni
filosofía, entre ellos destaca Martínez (2000) quien en referencia a los
grandes físicos comenta el fin de la ciencia convencional y por su parte Lanz
(2000) manifiesta una ciencia sin filosofía ni método. Por lo cual las
controversias quedan a la orden del día como plantea Damiani (1997) frente a la
epistemología como necesidad de buscar discursos mediante los cuales se
legitimen las ciencias. (p. 12)
Los dilemas metodológicos que
presentan estas cuestiones medulares acerca de la búsqueda del método
científico adaptado a las particularidades de las ciencias sociales, provienen
precisamente de la necesidad de interpretar las acciones del sujeto en su
perspectiva de reafirmación de sus propias creencias en cuanto al mundo de
significados existenciales al que hacen referencia al actuar libremente, de
modo especial en cuanto a las tomas de decisiones en el mundo de la cultura
organizacional, sobre todo en el área de la gerencia en donde la toma de
decisiones es constante, y cobra sentido de diálogo y de encuentro en el
sistema educativo, la formación educativa es encuentro interpersonal.
Por tanto, las ciencias sociales
son científicas solamente en cuanto a
interpretación, es decir, la hermenéutica es la posibilidad de hacer ciencia
sociales, lo humano y social se comprende, se interpreta. Las ciencias sociales
no son objetivas en cuanto a su posibilidad de reducción a las dimensiones
matemática de lo humano, de lo histórico; es decir, su método es relación a la
hermenéutica que se acerca al fenómeno humano por excelencia.
No se trata de una
“interpretación de los resultados”, típica de las investigaciones propias del
paradigma positivista. En ello, el positivismo es claro al considerar que las
acciones humanas encierran su propia posibilidad de aplicación del método
objetivo –el conductismo psicológico—, tal como ocurre con los postulados del
positivismo lógico en su interpretación acerca de los enunciados
proposicionales, en tanto descriptores de una “realidad dada” al observador sin
más.
En el positivismo de cualquier
índole, la interpretación es la negación de lo interpretativo, se trata de una
“lectura objetiva” de lo arrojado en los datos obtenidos. No hay libertad, no
hay subjetivismo, no existe el aporte personal.
En consecuencia, en esta primera entrega, nos acercaremos a la
interpretación de la hermenéutica realizada por Dilthey (1833-1911) como uno de
los pilares de la hermenéutica como método antropológico, que no se aplica a lo
positivo, a lo objetivo, sino a lo trascendental al dato, al hecho, a lo
descrito, y en el caso del ser humano, la hermenéutica interpreta la dimensión
de la acciones libres, de las decisiones; el animal, las cosas no deciden,
actúan; el hombre interpreta alternativas y decide, es un ser que ejerce la
libertad; el hombre se hace histórico, así, la hermenéutica se convierte en un
problema antropológico, de interpretación de lo vivido.
En efecto, la postura epistémica
que encierra el positivismo, es que los enunciados proposicionales propios de
un lenguaje objetivo acerca de la naturaleza es realmente posible, y por tanto,
debe ser aplicado a todos los ámbitos científicos, incluyendo el social y el
educativo, ya que en el fondo el hombre es un objeto observable y cuya conducta
es medible como la de cualquier animal del planeta.
Claro, si ello es absolutamente
verdadero, entonces, desde esta perspectiva, no es posible establecer tampoco
criterios de cientificidad de esa realidad que le da vida mundana, que siempre
escapa a lo cuantitativo.
De ahí la importancia de las posturas
históricas y hermenéuticas de Dilthey, en donde el hombre y la sociedad cobran
su sentido humano, y no por eso, ajenos a la posibilidad de hacer estudios,
investigaciones que nos lleven a la formulación de reflexiones teóricas
válidas, de lo que se trata es de
comprender-hermenéutica— y no solamente de describir –positivismo—. La opción
que se abre al estudio de lo humano es la Hermenéutica como él desde donde se
hacen los discursos científicos de lo
social. Y Dilthey fue sin duda, uno de los pioneros de este modo hermenéutico
de hacer investigaciones en el área de las ciencias sociales y educativas.
Breve esbozo de una teoría
general de la hermenéutica
La Hermenéutica como modo de interpretación
antropológica, es tan antigua como la
civilización de la cultura occidental, pues en el mundo clásico griego se
empleaba para esclarecer los enigmas que se encontraban en el portal de los templos
de los dioses griegos. Muchos autores
están de acuerdo en afirmar que la hermenéutica era el arte de interpretar las
palabras oscuras que se encontraban en los textos religiosos, órficos y
míticos, con el fin de traducir al común de la gente la voluntad de lo afirmado
en el texto. La hermenéutica era para los elegidos, era el arte de
interpretación de menajes ocultos de los dioses.
En
realidad, se le atribuye el don de interpretar, pues proviene del griego
clásico hermeneuin, algo así como traducir
a lo humano el mensaje de los dioses, y
esta tarea estaba encomendada a Hermes, quien era una especie de Dios
intermediario entre los dioses del Olimpo y los simples mortales, razón por la
cual se le atribuye las primicias de este arte interpretativo mitológico
(Gadamer, 1986)
Luego, de esta acción de
traducción de mitos y leyendas rapsódicas, la hermenéutica pasó al campo
bíblico, pues se trataba de interpretar los textos de las escrituras divinas a
la luz de los nuevos retos teológicos que surgieron con la aparición de grupos
“Protestantes pietistas” que insistían en la interpretación literal de las
Sagradas Escrituras.
La hermenéutica también se utilizó para aclarar la oscuridad que representaban
las palabras del Antiguo Testamento. Así, aparecieron estudios de los estilos
literarios, de los personajes, del contexto, del mensaje en su integridad,
entre otros elementos que fueron dando forma a la Hermenéutica como método de
interpretación.
Posteriormente, pasó la
hermenéutica al estudio de problemas en el campo de las Leyes, ya que se
trataba de una acción análoga a la de interpretación de los textos religiosos,
especialmente porque el concepto de Ley y de Justicia, tenían un carácter
histórico de origen sagrado (Villalobos, 2001)
Entonces, de la justicia divina,
que representa la interpretación de los textos sagrados, pasó a la
interpretación de los textos jurídicos, para encontrar la justicia, o el
llamado “espíritu de la ley”.
Es importante resaltar que en
este sentido de la tradición hermenéutica, hay un paso crucial del arte de
interpretar, pues pasó de aquella primera fase de interpretar mensajes de los
dioses celestiales, a la necesidad de interpretar los textos que estaban a la
vista de todos, se trataba de algo dado, que podía ser observado, y por tanto,
estudiado metódicamente. Las
aclaratorias surgidas del modo hermenéutico de estudio, darían una idea de lo que hay que hacer en
cuanto al espíritu de la Ley, en
tanto que lo escrito es una entidad
abstracta y sagrada a la vez.
La autoría del texto legal era
generada por el orden social, que era así armonizado por el carácter necesario
del respeto a la Ley, a los fines de encontrar armonía entre los ciudadanos,
cuestión por demás imposible de no cumplir, si se pretende la convivencia en un
entorno de paz y prosperidad. La Ley era garantía del convivir, y su
interpretación para la adecuada aplicación era de vital importancia, de ahí la
necesidad de la Hermenéutica en el área de la Justicia social.
En este sentido, en el trabajo se
hace una breve e incompleta reconstrucción histórica de la hermenéutica
contemporánea planteada por Dilthey, pues el espacio no permite otra cosa; como
por ejemplo analizar el empleo de la hermenéutica en los libros meramente
literarios, y en general, todo el arte.
Sin embargo, se trata de poder acercarnos,
al menos en sus orígenes modernos, a comprender su sentido de aplicación; y, alcanzar,
por su intermedio, algunos conocimientos de la realidad existencial que vive el
sujeto como intérprete, al momento de encarar cualquier texto, o cualquier
realidad política o socio-histórica, de modo especial, el hecho educativo y el
modo de gerencia propia del sistema educacional, dada la naturaleza humanista
del fenómeno educativo, o tal como lo expresa Morales (2013) en sus reflexiones
en torno al reencuentro con el diálogo en el aula:
Desde el discurso educativo hay consideraciones y
propuestas que plantean una teleología centrada en la realización de lo humano
(…) se asume entonces que lo educativo apunta hacia la humanización y plenitud
de lo humano; de esta forma, lo fundamental del acto educativo es generar
humanidad y no centrarse en el conocimiento, el cual pasa a ser parte
importante pero no el centro total del asunto (p. 126)
Desde esta
perspectiva, la hermenéutica se hace una opción trascendental en el estudio del
sistema educativo en todas sus dimensiones que permita visualizar la cultura
organizacional educativa venezolana como un problema antropológico. La
actividad organizacional educativa es un área propicia para la reflexión
teórica desde la hermenéutica, en donde se hace necesario buscar respuesta a los
desafíos, en donde más allá de la apariencia confusa e incierta, se manifiestan
los fenómenos y eventos sociales que subyacen en la organización y en la actividad
humana, que trasciende la conducta observable, medible y cuantificable.
En este sentido,
es un reto para la educación en todas sus dimensiones, y de modo especial, en
su cultura organizacional y gerencial, adecuar periódicamente sus estructuras
organizacionales desde fundamentos teóricos y científicos, y no solamente bajo
el discurso político, sin crítica epistémica, y así preparar y actualizar al
docente para que asuma los retos que establezca la escuela en su proceso de
modernización, donde el educador no se reduce a un informador de contenidos,
sino, en un guía que interpreta la vida misma en todos su rigor existencial.
En lo esencial,
la educación es una búsqueda de sentido de la vida personal y de la Historia de
la humanidad. En relación
a esto Morín (2004), señala la importancia de las dimensiones antropológicas de
la tarea escolar:
La educación del futuro deberá ser una enseñanza cuya
prioridad universal esté centrada en la condición humana. Estamos en la era
planetaria; una aventura común que se apodera de
los humanos donde quiera que se encuentren. Éstos deben reconocerse en su
humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente
a todo cuanto es humano. (p.75)
La hermenéutica y las ciencias
del espíritu de Dilthey
Uno de los autores que retomó el
tema de la hermenéutica como un modo de aproximarse al fenómeno histórico fue
Dilthey. Ya en su clásico texto Introducción a las ciencias del espíritu, realiza un esbozo de lo que
considera deben ser las ciencias humanistas en su imbricación con el resto del
quehacer científico, especialmente en su comparación de lo que son las ciencias
naturales o físicas.
En relación a esa distinción entre ciencias
del espíritu y ciencias naturales –términos utilizados durante la primera mitad
del siglo veinte— Reale y Antíseri (2010), en su libro de historia de la
filosofía afirman:
En esta obra, Dilthey distingue entre las ciencias
del espíritu y las ciencias de la naturaleza, con base en la diversidad de los
objetos que cada una de ellas considera: los hechos de las ciencias del
espíritu se presentan a la conciencia “originalmente desde el interior, en
cambio, los de la ciencias de la naturaleza se presentan a la conciencia desde
el exterior. (p.60)
Es decir, lo humano y lo social
son objetos de las ciencias del espíritu, en cuanto son vividos, y el
protagonista es el hombre histórico. Luego, Dilthey pone como fundamento de las
ciencias del espíritu, la psicología analítica; afirma que éstas estudian tanto
la uniformidad grupal, como los hechos individuales y que “el tipo” tiene por
función la de unir estas dos realidades opuestas del mundo humano; y enfatiza,
siempre sobre el tema de la comprensión de los otros, el rol fundamental del
comprender que consiste en “revivir” y no en “reproducir objetivamente”.
Entonces, revivir y comprender serán elementos
esenciales en cuanto a lo hermenéutico. Y este revivir desde la otra persona,
es fundamental en el ámbito de la comprensión de lo educativo, de su cultura
organizacional y su hacer gerencial en lo vivido por sus personajes reales y
concretos; es decir, históricos; entonces la cultura organizacional es
entendida desde la hermenéutica como diálogo entre personas protagonistas de la
vida y de la Historia. El hombre histórico no puede ser reducido a cosa. La
educación es el ámbito de lo histórico, de la vida consciente, protagónica y en
libertad.
Esta distinción es interesante a
los fines de establecer las distancias epistemológicas desde el inicio de un
proceso de investigación, o en cualquier tarea que tenga como intención la
búsqueda del conocimiento. Por tanto, esta diferenciación es una opción
condicionada por la naturaleza de los objetos de estudio de cada una de estas
especiales “ciencias”, pues las reglas de interpretación y de enlace del
conocimiento a partir de la hermenéutica, son distintas a los de los métodos
tradicionales de las ciencias físicas.
Entonces, la educación no es un
área de las ciencias positivas, sino de las ciencias hermenéuticas. Lo
educativo no es un conjunto de datos, sino una historia de muchas vidas en una
misma trama humanitaria. La educación no se analiza, se comprende. La educación
no es un problema de números, sino de significados existenciales. La educación
es cultura, es la huella del ser humano.
Así, retomando el hilo conductor
que se sigue en el trabajo, se tiene que en él en la obra citada de Dilthey
(1986), se denomina a las ciencias del espíritu como un todo independiente a
las llamadas ciencias de la naturaleza, el autor expresa lo siguiente:
Designamos, por tanto, con la expresión ciencia
todo conjunto de hechos espirituales en que se encuentran las notas
mencionadas, y al que, por consiguiente, se aplica, por lo común, el nombre de
ciencia; señalamos previamente, de acuerdo con esto, el ámbito de nuestra
tarea. Estos hechos espirituales, que se han desarrollado históricamente en la
humanidad, y a los que se ha dado, según un uso lingüístico general, la
denominación de ciencias del espíritu, de la historia, de la sociedad,
constituyen la realidad que queremos no dominar, sino ante todo, comprender.
(p. 50)
En estas palabras, el autor expone de entrada en su trabajo
de fundamentación de las ciencias humanas o ciencias del espíritu, la necesidad de dar un giro epistemológico
frente a las ciencias naturales, pues describe con precisión su interés en alcanzar un
conocimiento científico sobre el objeto de estudio de estas disciplinas, que en
definitiva es el hombre como protagonista de la Historia, y no como una cosa física
propia de las ciencias naturales.
De este modo, Dilthey fija posición frente la concepción
epistémica común de la época en denominar ciencia solamente a todo aquello que
emplea el método científico, pero establece distancias para separar el discurso
de las ciencias naturales del de las ciencias humanas, llamadas por él Ciencias
del espíritu.
En consecuencia, realizar una
investigación en el área de la cultura organizacional educativa, desde lo
vivido, lo histórico, desde la epistemología hermenéutica planteada por
Dilthey, se justifica, fundamentalmente por su valor potencial en el momento
histórico que vive el país, al encontrarse sumergido en profundas
transformaciones culturales educativas, que implican cuestionar y reflexionar
sobre las cosas que hacemos y cómo las hacemos, tal vez, para dar respuestas al ámbito
académico, a la ciencia de la educación, enfocado en la experiencia del ser y
sentir del gerente educativo como protagonista histórico, como verdadero sujeto
del proceso educativo venezolano.
Teniendo presente una filosofía de las ciencias
administrativas y gerenciales. Morales (2014) expresa como idea central a lo
largo de toda su tesis doctoral, la necesidad de una Filosofía de las Ciencias
Administrativas y Gerenciales desde la praxis y la cotidianidad del gerente
venezolano en su contexto, desde una perspectiva hermenéutica:
Las
Ciencias Administrativas y Gerenciales, desde su configuración, han venido
incorporando distintas posturas paradigmáticas para su desempeño; sin embargo,
cuando se pregunta por su objeto y método frecuentemente se enmarcan dentro de
una visión pragmática y funcionalista con las implicaciones que ello conlleva.
Por otra parte, en la actualidad se debate en torno a una ciencia sin método y
sin filosofía o, como lo viene planteando Martínez (2000) el fin de una ciencia
convencional, esto ha iniciado movimientos de teóricos para reflexionar sobre
los fundamentos de las distintas disciplinas; la Ciencias Administrativas y
Gerenciales se suman a este proceso (p.9)
En consecuencia, la
gerencia educativa debe adecuar sus procesos administrativos y gerenciales
desde la vida real e histórica, y no solamente desde teorías abstractas ajenas
a la realidad. Respecto a esto, Manes (2007) manifiesta lo siguiente:
Que la
gerencia educativa se relaciona con un conjunto de habilidades y destrezas
orientadas a planificar, organizar, coordinar y evaluar aquellas actividades
necesarias para alcanzar eficacia pedagógica, eficiencia administrativa,
efectividad comunitaria y trascendencia cultural. (p.185)
Es claro, que al trascender el
paradigma positivista, se corre el riesgo de no ser considerado el área de los
estudios educativos como una investigación científica, ya que la gerencia
educativa no admite incluir de modo
absoluto y único el entramado
positivista epistemológico de toda ciencia natural. Justamente lo que va a
destacar este filósofo Dilthey (1986), es la idea de la constitución del
círculo hermenéutico, es decir, que alcanzar conocimiento a partir de la
realidad dada, sólo es posible mediante el movimiento de ir del todo a las
partes y de las partes al todo y así poder reafirmar con toda justeza que el
conocimiento adquirido está plenamente justificado en virtud de la comprobación
constante, a partir de ese movimiento circular, que incluye la intimidad humana
como centro de posible interpretación hermenéutica:
Nuestra imagen de
la naturaleza entera se ofrece como mera sombra arrojada por una realidad que se
nos oculta, mientras que la realidad auténtica la pensamos únicamente en los
hechos de conciencia que se nos dan en la experiencia interna. El análisis de
estos hechos constituye el centro de las ciencias del espíritu y así,
correspondiendo al talante de la escuela histórica, el conocimiento de los
principios del mundo espiritual permanece dentro de este mismo mundo y las
ciencias del espíritu constituyen de esta suerte un sistema autónomo. (p. 340)
Por eso denomina “ciencia” a los
hechos espirituales, es decir, conductas humanas, educativas, políticas,
religiosas, porque es posible adquirir conocimientos de la realidad
socio-histórica no con propósitos de dominio o de creación de tecnología, o de
conocer las leyes del mercado y del consumo de artefactos y bienes de consumo,
el conocimiento es ante todo, un hacer humano, con propósitos de “comprender” a
través del método hermenéutico, en función de mejorar como personas, con la
finalidad de adentrarnos al misterio de lo antropológico. En este sentido,
acotan Reale y Antíseri (2010), refiriéndose a las ideas historicistas de
Dilthey:
En todo caso, la solución más adecuada, en opinión
de Dilthey, para el problema referente a la autonomía y a la fundamentación de
las ciencias del espíritu se encuentra en los estudios para la fundamentación
de las ciencias del espíritu y en la construcción del mundo histórico en las
ciencias del espíritu. Lo que caracteriza a los fenómenos del mundo humano y
hace común las ciencias del espíritu y fundamenta su autonomía es el nexo que
no se da en el mundo de la naturaleza y de las ciencias de carácter natural
entre Erleben (expresión) y Verstehen (comprensión): la vida de los individuos
se hace espíritu objetivo, se expresa y se objetiva en eventos e instituciones
(Estados, iglesias, movimientos religiosos, textos filosóficos, teorías
científicas, sistemas éticos, etc.), que el científico social intenta
comprender captando el lado interno; algo posible, ya que “comprender” es un
encuentro del “yo” en el “tú”. Tal comprensión es la captación de obras e
instituciones de hombres históricos, que producen valores o realizan fines y
cuyas obras no son, por lo tanto, como en Hegel, espíritu objetivo, fruto de
una Razón absoluta. (p. 64)
A modo de conclusión de esta
primera entrega, se entiende entonces la
hermenéutica como el arte de interpretar para comprender; esta será la nota
distintiva de Dilthey. Se comprenden los actos del ser humano, no se reducen a
los datos estadísticos como es la pretensión eterna del positivismo en
cualquiera de sus modalidades. Por otra parte,
Dilthey (1986) muestra la diferencia entre las ciencias del espíritu y
las ciencias naturales, precisamente por el carácter explicativo de las
segundas, frente al no menos importante carácter histórico de los hechos del
espíritu, entre ellos señalamos el educativo, como lugar comunitario por
excelencia. Pero estos lo histórico se sustenta en imperativos, es decir, en
mandatos de hacer y de no hacer, en actos de libertad, no predecibles. Con lo
cual queda dibujada una buena parte de la doctrina hermenéutica diltheyana, que
afirma que las ciencias de los imperativos, de las toma de decisiones son
justamente las ciencias del espíritu, de lo humano, de la libertad del ser
personal y trascendental. Las ciencias naturales se ciernen sobre la realidad
física, que no alcanza para comprender lo realmente antropológico.
Así, pues, queda expuesta la
primera parte de las reflexiones sobre los fundamentos hermenéuticos de una
teoría sobre la cultura organizacional de lo educativo en Venezuela, en el
supuesto de que se ha optado por el método de la hermenéutica como modo de
acercarse a los problemas humanos, a la posibilidad de alternativas de diálogo
y de encuentro en la coyuntura actual del sistema educativo venezolano.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
Dilthey, W. (1986). Introducción
a las ciencias del espíritu. Ensayo de una fundamentación del estudio de la
sociedad y de la historia. Madrid, España. Alianza Universidad.
Gadamer, H. (1986). Verdad y
método II. Salamanca, España. Ediciones Sígueme S.A.
Morales, J. (2013) Al reencuentro con el diálogo en el aula.
Pedagogía de la Trascendencia. Publicado en Realidades Literarias
Posdoctorales. Valencia-Venezuela: APUC
Morales, J. (2014). Propuesta de una Filosofía de las Ciencias
Administrativas y Gerenciales desde la praxis y la cotidianidad del gerente
venezolano en su contexto. Tesis Doctoral presentada ante la Honorable
Universidad de Carabobo. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Valencia
Venezuela.
Morín, E. (2004). Introducción al
pensamiento complejo. Barcelona, España. Editorial Gedisa.
Morín, E. (2005). Introducción
al Pensamiento Complejo. Barcelona-España: Cátedra
Reale, G. y Antíseri, D. (2010).
Historia de la filosofía. De Nietzche a la escuela de Frankfurt. Bogotá,
Colombia. San Pablo.
Villalobos, J. (2001). “Derecho,
racionalidad y el supuesto metodológico de la Modernidad”. En Utopía y Praxis
Latinoamericana. Vol. 6, No. 12: 64-82. Universidad del Zulia. Maracaibo
(Venezuela).
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