6 de julio de 2010

Las Creencias

Por: Dra. Francisca Fumero


“ Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, siempre tendrás razón.”
Henry Ford

Cada ser humano tiene una marca de civilización que lo distingue de sus congéneres. Este ser humano conforma una nación. Digamos que también una nación se distingue una de otra por un marco cultural. Es decir, por las costumbres y creencias que los hace meritorio de saber y reconocer quiénes y cómo actuamos. De allí que la civilización existe porque está saturada de una lengua- culturalmente definida- que se establece arbitrariamente desde diversos aspectos sociales tales como la religión, política, economía y hasta sus estructura psicológica. Aun cuando tengamos una única lengua, la territorialidad del marco cultural es un tatuaje que nos permite diferenciarnos unos de otros.
¿Cómo explicar esto? Resulta que la lengua- como sistema social- es hechura de nuestro modo de nombrar y vivir el mundo que nos circunda. A través de ella nos comunicamos y decidimos usarla para comprenderla y emplearla con el único fin de manifestar nuestras creencias. Por ello, las creencias son los componentes que determinan cómo damos significado a los eventos que suceden a nuestro alrededor. Dichas creencias, tal como es expresada a través del lenguaje, conforman los juicios o evaluaciones acerca de nosotros mismos, los demás y el mundo a nuestro alrededor.
En otras palabras, las creencias son producto del marco cultural, del sistema semiótico y dialectal cuyo modo se manifiesta a través del lenguaje sobre la base del conocimiento de la lengua. Por ejemplo, en la mayoría de los países latinoamericanos la lengua oficial es el español. No obstante, cada país posee sus propios modos dialectales (geografía, edad, sexo y grado de instrucción) entre sus hablantes. No es lo mismo hablar de “camión” en México que de “autobús” en Venezuela, con un mismo referente: transporte público. No es lo mismo manifestar las creencias de un católico que de un musulmán. Las creencias de un país se dibujan por los modos de ver el mundo circundante.
Y ese mundo circundante nos crea murallas de pensamiento que se forman por nuestras creencias. Esas murallas pueden ser positivas (en el sentido de observar al mundo con optimismo) o negativas (todo lo que se percibe con desaprobación). A su vez cada opción de muralla se puede convertir en una atalaya. ¿Cómo es esto? Las atalayas son guardianes – en el sentido metafórico- de lo que pensamos y creemos que son. Se convierten en creencias del mismo modo que nuestro pensamiento las “guarda” en las ideas, en las palabras que decretamos, en la vida misma de nuestra actuación. Para Carril (2008), las creencias pueden cambiar nuestra existencia:
Pueden llevarnos a abandonar proyectos que podríamos haberlos culminarlos con éxito. También puede llevarnos a lograr éxitos inimaginables para nosotros y para los demás. Bishop Sheen dijo:
¨cree en lo imposible y podrás hacer lo increíble”. Lo más poderoso que tiene entender e interiorizar el concepto de creencia es el hecho de cuestionarse absolutamente todo lo que nos paralice o limite a la hora de lograr nuestras metas y propósito profesional o personal. Y al mismo tiempo, dar alas a nuestras creencias potenciadoras. (p. 110)
Las creencias valúan nuestro modo de ser. Ellas son prodigiosas o malignas. Todo depende cómo prorrumpimos las palabras para declarar sus acciones. Las palabras son portentosas. Ellas declaran y desnudan nuestras ideas y opiniones. ¡Pueden ser capaces de paralizar a una persona, como también alentarla a encontrar su senda! Ejemplos miles encontramos cada día. Desde el mismo momento que declaramos a alguien “¡qué espantoso te ves!” puede crear en el otro una atalaya mental que le hace sentir mal y cree que así lo ven. También las palabras pueden hacer creer en el otro una persona aceptable cuando declara “¡qué lindo vestido el que llevas. Te ves como una reina!”. El matiz de las palabras puede decretar creencias prodigiosas o malignas.

Bibliografía recomendada
Carril, J. (2008). Zen Coaching. España: edit. Díaz de Santos
Covey, S., A. Roger Merril y Rebeca Merril.1(999). PNL y Educación. España: Paidós Ibérica, S.A.
Muralep, L (2004). Coaching para la transformación personal. Buenos Aires: edit. Granica
Neenan, M. y Windy Dryden, (2004). Coaching para vivir. Aprende a organizarte y a ser más asertivo. Barcelona (España): edit. Paidós Plural,
Rodríguez González, G. (2008). Domine el coaching y potencie su empresa. [Texto electrónico]

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