25 de junio de 2010

La Metáfora como herramienta del Coaching

Por Dr. Francisco Valdivieso Arcay
INTRODUCCIÓN
El lenguaje nos permite hacer algo que no le está permitido a los demás seres vivos y que representa trascender el momento presente, y que se puede visualizar en la capacidad de poder contar aquello que ya aconteció, lo que puede ocurrir y lo que nunca ocurrió.
En virtud de lo anterior, uno de los ejes de interés de la Programación Neurolingüística se centra en el análisis del lenguaje verbal del cliente. Habitualmente nos detenemos en él, para cotejar si el mensaje expresado contiene la información que se desea emitir, y a partir de esa premisa básica se utiliza el proceso de para acceder a la información y los datos faltantes. El lenguaje también es transportador de las creencias del cliente, y a partir de él detectamos si operan declaraciones limitantes para su conducta, dogmas productores de síntomas, o si, por el contrario, pueden ser factores que le facilitan la búsqueda de soluciones; en todo caso, cuando seguimos esta vía procuramos la búsqueda de criterios de objetivación cada vez más precisos.
EL PODEROSO LENGUAJE SIMBÓLICO DE LA METÁFORA
En su acepción más original, las creencias son las unidades que determinan cómo damos significado a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Son todos aquellos juicios o evaluaciones acerca de nosotros mismos, los demás y el mundo a nuestro alrededor. Por alguna razón constructiva del propio lenguaje, estas creencias se relacionan usualmente con la pregunta ¿Por qué? En términos de la Programación Neurolingüística, las creencias se consideran generalizaciones sobre las causas, los significados y los límites. Todos nosotros funcionamos en base a las creencias que sostenemos, y eso debemos tenerlo muy en cuenta en la labor del Coach.
¿Cuántas veces usamos frases con las que nos identificamos de forma inmediata? Como también encontramos apreciaciones que rechazamos de plano. Esta es una primigenia, pero válida forma de comenzar a identificar creencias. Aquellas que nos son propias y también aquellas que son diametralmente opuestas. En la Programación Neurolingüística no se habla de creencias “correctas” o “incorrectas”, sino de creencias efectivas o improductivas para alcanzar un resultado deseado en un contexto determinado.
En la Programación Neurolingüística se asume que las creencias que una persona posee, filtran la percepción de la realidad y por ende, marcan su comportamiento. Si realmente queremos ser eficaces en el trabajo de Coaching, necesitamos escoger un conjunto de creencias potenciadoras para impulsar cambios.
Por su parte, la palabra metáfora tiene sus raíces en la lengua griega, con el significado de "llevar más allá”. Esto implica, trasladar una idea, llevándola desde un significado definido o concreto, a otro simbólico o figurado que lo represente. Es decir, enunciar una cosa a través de otra similar en algún aspecto. La metáfora, en su esencia, involucra una comparación, en la cual dos cosas que aparentemente son diferentes se vinculan a partir de algunos rasgos que le son similares. Una metáfora que no se parezca en nada, a aquello que supuestamente representa, deja de serlo y termina convirtiéndose absolutamente en un significado concreto.
En este contexto, la esencia de la metáfora es la analogía, la igualación de contenido con otras palabras. Cuanto más simple es la comparación, más cerca de la conciencia está. Cuanto más compleja y transformada está la analogía, más va a esquivar el control de la conciencia y va a entrar a nivel inconsciente. La metáfora no imputa, sino que insinúa; no decreta, sino que sugiere, dejando a quien la escucha que tome sólo lo que necesite y lo haga madurar a su propio ritmo, para apreciar su utilidad en el momento adecuado.
La metáfora es un lenguaje indirecto, se relaciona con el hemisferio cerebral derecho; lo cual implica que está más cerca de lo intuitivo y global, que de lo racional. Esta naturaleza de lenguaje funciona básicamente por asociación de ideas, a veces algo incoherentes con la lógica, o aparentemente absurdas, pero que adecuadamente contextualizadas benefician el pensamiento fronterizo y la aparición de opciones que parecían inexistentes para el pensamiento lógico. Podemos apelar entonces a la metáfora como un recurso para hacer surgir soluciones.
Cuando alguien nos describe un problema, es posible recordar espontáneamente algún cuento, una película o una novela. Lo que sucede es que nuestra mente inconsciente localizó alguna analogía entre ese problema y una metáfora, y consecuentemente hilvanó un puente donde es factible hallar la fuente de una potencial solución.
Eso es lo que reportaba el famoso psiquiatra e hipnoterapeuta Milton Erickson, y posteriormente documentado y modelado por Bandler y Grinder, en sus sesiones de terapia generalmente radicaban en el relato de varias anécdotas o narraciones sin ninguna conexión aparente entre ellas y el motivo de consulta del paciente. No obstante, el hilo conductor era que incitaban en quien las escuchaba, la aparición de recursos para superar el inconveniente por sus propios medios.
Tener una buena compilación de cuentos y fábulas que sirvan a los efectos de constituirse en metáforas útiles, es de invalorable beneficio para el practicante de Coaching, ya que éstas pueden unirse a las otras técnicas de intervención que éste maneje. Esa recopilación puede ser una buena alternativa para comenzar, la tarea siguiente es probar y valorar aquellas historias que ofrezcan mayor potencialidad de opciones de hacer emerger lenguaje simbólico utilizable con visión conductora hacia la solución de situaciones problemáticas. Como maniobra final, se necesita desarrollar unas adecuadas técnicas de narrativa para poder referirlos con la confianza y naturalidad. La metáfora más efectiva es aquella hecha a la medida, es un relato concebido en toda su extensión con una intención concreta que siempre gravitará alrededor de movilizar al cliente y generar en él una respuesta de búsqueda hacia la consecuencia de un logro.
Ese lenguaje simbólico, tiene como misión actuar sobre el subconsciente de una manera que se desencadene un proceso que trasciende a cualquier indicación o exhortación de parte del Coach. Tiene la capacidad, por su naturaleza imaginaria, de no causar agresión a la persona ni a sus creencias, pero además posee la virtud de activar la capacidad creativa que todos los humanos tenemos, y que posibilita la generación de novedosas ideas que desde la posición racional difícilmente emergen como viables soluciones a alguna situación problemática.
CONCLUSIÓN
En suma, el principal propósito de esta género de modelaje simbólico, es abrir la puerta a un aprendizaje más claro de la persona a la que se interviene, a través de la exploración de sus metáforas o utilizando intencionalmente las mismas, con la finalidad de tomar conciencia de la manera en que su sistema trabaja, porque ellas son un fragmento bastante fiel de su estructura profunda de pensamiento y con ellas afloran circunstancias en las cuales el cambio es una consecuencia natural. Sin embargo este cambio no ocurre en un vacío, requiere de un contexto figurado. Una vez que este contexto existe, simplemente usando adecuadamente la indagación con incisiva puntualidad podremos llegar a descubrir muchas opciones a partir de esa narración que inicialmente podría parecer insustancial, porque las metáforas son los procesos que utilizamos para construirnos los significados de nuestras propias experiencias.
Bibliografía Consultada:
OConnor, J. y Seymour, J. (1995). Introducción a la PNL. 8va. Edición. Ediciones Urano. Barcelona, España.
OConnor, J. y Lages, A. (2005) Coaching con PNL. 4ta. Edición. Ediciones Urano. Barcelona, España.

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