Por Dra. Amelia T. Dorta Q.
“El cambio es la única cosa inmutable”.
Arthur Schopenhauer
Muchos cambios están ocurriendo a nivel mundial, exigiendo una nueva postura por parte de las organizaciones. No se pueden quedar observando y dejar que las cosas sucedan sin nada que hacer, pues esto puede acarrear inseguridad en cuanto al propio futuro de la propia organización. Hay algunos cambios que vienen como un huracán y no piden permiso para entrar, provocando una rápida inestabilidad si no se esta preparado gerencialmente para el cambio. La alternativa, muchas veces, es saber lidiar con lo ocurrido intentando sacar el mejor provecho posible de la situación.
La palabra cambio se ha hecho familiar en las más diversas organizaciones y se ha convertido en un protagonista del quehacer empresarial. Hoy, el paradigma parece ser " quien no se adapte al cambio morirá en el camino ". El ambiente en general que envuelve a las organizaciones esta en continuo movimiento y es dinámico, exige una elevada capacidad de adaptación de supervivencia. Deben enfrentarse a un entorno inestable, de cambio constante. Así, pues, para sobrevivir y competir hay que adaptarse al cambio rápida y eficazmente. El cambio que se realice, afectará en algún grado las relaciones de poder, estabilidad de roles y satisfacción individual al interior de la organización.
Muchas veces las personas no se comprometen con el cambio porque no saben lo que va a pasar, o por no saber como actuar. A razón de que lo nuevo no es algo definido, por lo tanto una forma de defenderse de lo desconocido es agarrándose de lo conocido y, consecuentemente negando lo nuevo. Al respecto, Hellriegel, J. y Slocum, Jr. (2004) señalan que “El cambio significa moverse de lo conocido a lo desconocido. Como el futuro es incierto y puede afectar negativamente las carreras, sueldos y competencias de la gente, en general los miembros de la organización no apoyarán el cambio a menos que razones muy poderosas los convenzan de hacerlo” (p. 354). Un proceso de cambio ocurre de forma muy eficiente si todos están comprometidos con él. En tanto para que las personas se comprometan, estas no pueden ser atropelladas por el proceso, como si fueran algo ajeno al mismo. En verdad, el cambio ocurre a través de las personas. Y para que se considere a las personas como parte del proceso de cambio es necesario conocer sus valores, sus creencias, sus comportamientos.
Para que una organización sobreviva, debe responder a los cambios del entorno. Cuando los competidores presentan nuevos productos o servicios, las dependencias gubernamentales promulgan nuevas leyes, proveedores importantes salen del ramo o tienen lugar otros cambios semejantes, la organización tiene que adaptarse. Cada vez más organizaciones enfrentan un ambiente dinámico y cambiante que los obliga a adaptarse, de lo contrario corren el riesgo de ser desplazados por sus competidores o caer en la obsolescencia, o peor aun desaparecer.
Existe una tendencia o forma de planificación conocida como cambio planeado, la cual es definida por French, W. y Bell, C. (2005) como “…esfuerzo a largo plazo apoyado por la alta gerencia para mejorar los procesos de solución de problemas de renovación organizacional, en especial mediante un diagnóstico eficaz y colaborador, y la administración de la cultura organizacional (con énfasis especial en los equipos formales de trabajo, equipos temporales y cultura intergrupal)…” (p. 234).
Chiavenato, I. (2007), explica que
“los enfoques de cambio planeado son apropiados para solucionar de inmediato problemas específicos y para emprender acciones a largo plazo, más completas y de costos más elevados, pues conducen la organización a la excelencia y mejoran el desempeño y la satisfacción de las personas involucradas” (p. 649).
Gestionar el cambio es una cuestión fundamentalmente de personas. Es necesaria la motivación e influir en el comportamiento, acabar con los viejos hábitos y actitudes, y crear un entorno favorable para abrazar lo nuevo. Kate, 2006
Los líderes del cambio más exitosos aplican estrategias fundamentales para ayudar a sus organizaciones a reinventarse a sí mismas frente al cambio, también se familiarizan con los obstáculos y los eliminan con tácticas especializadas diseñadas particularmente para la situación planteada.
Bibliografía
Chiavenato, I. (2007). Introducción a la Teoría General de la Administración. McGraw Hill. México.
French, W. y Bell, C. (2005). Desarrollo Organizacional. Aportaciones de las ciencias de la conducta para el mejoramiento de la organización. Editorial Prentice Hall Hispanoamericana. México.
Hellriegel, D. y Slocum, J. (2004). Comportamiento Organizacional. Editorial Thomson. Mexico.
Schermerhorn, J., Hunt, J. y Osborn, R. (2004). Comportamiento Organizacional. Editorial Limusa Wiley. Mexico.
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