"No podemos enseñarle nada a la gente; sólo podemos ayudarlos a que descubran lo que hay en su interior". Galileo Galilei
Hoy, más que nunca, no podemos conformarnos con saber, sino que resulta cada vez más necesario desarrollar un tipo de aprendizaje vinculado con los profundos cambios en convivencia con las nuevas herramientas educativas y organizacionales que provocan mayor satisfacción. Tal herramienta es conocida como Coaching, definida en la Escuela Europea “como el arte de hacer pregunta para ayudar a las personas a través del aprendizaje, en la exploración y el descubrimiento de nuevas creencias que tiene como resultados nuevos objetivos”.
El coaching es un estilo de conducción, una forma de gestión que facilita el desarrollo de las personas, brinda oportunidades de aprendizaje que provocan la toma de conciencia del propio potencial, ayuda a desarrollar nuevas estrategias de pensamiento y acción, a definir y consolidar metas, potenciando la autonomía y la creatividad. De igual manera, se podrá considerar como la columna vertebral del coaching, las preguntas poderosas como la herramienta central del proceso.
El coaching es un proceso sistemático que facilita el aprendizaje y promueve cambios cognitivos, emocionales y conductuales que expanden la capacidad de acción en función del logro de las metas propuestas. Se trata de una disciplina emergente que trabaja en la facilitación de los procesos de desarrollo de las personas: en la evolución profesional, en los tránsitos de la carrera laboral, en el logro de objetivos, en la disolución de obstáculos para el crecimiento personal y en la búsqueda del mejoramiento de los niveles de rendimiento. En ámbitos organizacionales el coaching se afianza como una poderosa herramienta que potencia el liderazgo, facilita el desempeño y acompaña procesos de capacitación y entrenamiento a los efectos de garantizar la efectiva adquisición de las competencias.
El coaching posee una gran semejanza con el concepto de la Mayéutica acuñado por Sócrates, quien afirmaba que “No puedo enseñarle nada a nadie, sólo puedo hacerlos pensar” y por lo tanto él, como gran maestro, conducía el camino del aprendizaje a través de las preguntas, dejando que sus discípulos o interlocutores fuesen encontrando sus propias respuestas y soluciones a los problemas planteados.
Sócrates denominó Mayéutica a esta metodología de indagación, que quiere decir “arte de las parteras”. Utilizó esta metáfora para señalar la profundidad de esta práctica de indagación, tal cual la concebía. Sostenía que él ejercía un arte parecido al de su madre, Fenáreta, que era comadrona (partera). Decía que las comadronas eran parteras de cuerpos, que ayudaban a dar a luz, pero no daban a luz, mientras que él era un partero de almas, que ayudaba a encontrar las respuestas, pero no daba respuestas.
Este método de indagación a través del cual guiaba a las personas a buscar nuevos sentidos y a reflexionar sobre distintas situaciones buscando otros puntos de vista, es lo más parecido a nuestra concepción del coaching.
El coaching se sustenta en el principio de la autonomía de la persona y está dirigido a que el estudiante asuma plena responsabilidad por sus acciones y por los resultados obtenidos. El coach acompaña y facilita el proceso de aprendizaje y cambio que posibilite al individuo a realizar las acciones necesarias para conseguir los objetivos con los que está comprometido a alcanzar y que no está logrando.