Por Dra. Luz Marina Beltrán Pabón
RESUMEN
El propósito de este artículo es
introducirnos en el maravilloso y complejo mundo de la conciencia emocional, entendida
como un estar despierto, atento, abierto
para percibir el mundo que nos rodea y nuestro mundo interior, comprender
nuestras circunstancias, decidir cómo actuar frente a ellas de una manera que
honre nuestras necesidades, valores y objetivos, con el acompañamiento del coaching, desde una concepción de
autotransformación, de aprendizaje, donde
el coachado acompañado del coach, establece las acciones necesarias para mejorar
los resultados, tomando conciencia entre las competencias
emocionales actuales y las competencias
emocionales deseadas, Como emergen de mí,en algunos momentos, decido hacer uso de la “voz
activa”, mientras, leo, reflexionó y
escribo.Se fundamentó en una investigación documental,
sustentado en los aportes teóricos de Branden (1998), Beauport y Díaz (1995),
Benson (1975), Campos (2001), Echeverría (2000), Goleman (2012), Kofman (2008),
Ortiz (2009), Sagan (1997). Primeramente, se intentó establecer qué son las
emociones, qué utilidad tienen, cómo se activan, qué son reacciones
conscientes, qué relaciones tienen con el coaching para adentrarse hacia la
Maestría Emocional. El Éxito más allá del Éxito. Se concluyó que es necesario desarrollar habilidades para
entenderse uno mismo, mediante la
autoempatía.
Descriptores: Coaching, Coach, Coachado, Maestría
emocional.
INTRODUCCIÓN
Son
particularmente abundantes las experiencias de distintos estados emocionales,
la vida emocional esta matizada de
felicidad, tristeza, indignación, temor, rechazo, hostilidad, rabia entre
muchas otras emociones capitales, que condicionan los pensamientos y las acciones. Por ello, es descabellado
pensar sin un mundo emotivo, sin ellas sería imposible sobrevivir, por lo tanto
las emociones son energía no visible en
movimiento. Son las respuestas o
reacciones que sacan a la persona de su estado habitual, se activan cuando el
organismo detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio.
Al
respecto, Kofman (2008) señala:
Diferentes
estados emocionales se relacionan con la secreción de determinadas hormonas y
con cambios metabólicos. Cuando tenemos miedo la amígdala secreta
corticotropina, lo que provoca la reacción de pelear o escapar. También libera
noradrenalina y dopamina, las cuales agudizan los sentidos. (p.288)
Frente al contenido de la cita, se hace comprensible los
procesos fisiológicos y subjetivos de las emociones, el autor mencionado
también hace referencia a cómo influye en
el sistema cardiovascular; acelerando los latidos del corazón y desviando
la sangre hacia los músculos y las extremidades, sobre avisando al cuerpo para
responder ante la situación de emergencia. Además se eleva el nivel de azúcar
en la sangre, suministrando la gasolina
necesaria para entrar en acción y conectar el "piloto automático”. No
menos cierto es que estas reacciones o respuestas fisiológicas pudieran ser
fundadas, imaginando el estímulo, un ejemplo de ello es cuando comenzamos a
salivar con sólo imaginar un fruto
cítrico como el limón, o el terror por lo acontecido en diciembre en 1999 hace
más de diez y siete años, en lo que se denominó la tragedia de Vargas, uno de
los peores desastres naturales acontecidos en el país, o escenas placenteras como un atardecer a orilla de la
playa, en un estado de completa relajación.
En cuanto a las teorías más importantes
relacionadas con las emociones se pueden
agrupar en tres categorías: fisiológicas, neurológicas y cognitivas, Las
primeras proponen que las respuestas intracorporales son las garantes de las
emociones. Las segundas plantean que la actividad en el cerebro lleva a
respuestas emocionales. Y finalmente,
las teorías cognitivas argumentan que los pensamientos y otras actividades
mentales juegan un papel fundamental en la formación de las emociones. Los
pioneros en explicar las emociones fueron: Darwin, James- Lange, Cannon- Bard,
Shachter y Singer, Lazarus y en estas
últimas décadas Goleman con su teoría de la inteligencia emocional y Kofman con
la maestría emocional.
Goleman (2012), advierte que la mayor parte de las veces desconocemos
las emociones que se van a sentir, cuándo sentirlas y con qué fuerza, ya que
llegan inesperadamente desde la amígdala y otras zonas subcorticales al divisar
algún peligro, sometiendo a otras partes del cerebro para que funcionen con
normalidad, los neurocientificos lo han denominado “secuestro amigdalar”,
desactivando la mente consciente, es decir, inhabilita a la persona a pensar
con claridad, recurriendo a los hábitos y comportamientos inconscientes: lucha,
huida o paralización. Cuando se escapa
la ira en forma de golpe, puñetazo, insulto, escarnio, humillación, está
involucrado un “secuestro
amigdalar". Son esas reacciones inmediatas las que pueden afectar
profundamente la vida de sí y la de otros. .
Para Kofman (2008), una mente consciente significa: “que
estamos despiertos, atentos, abiertos para percibir el mundo que nos rodea y
nuestro mundo interior, comprender nuestras circunstancias, decidir cómo actuar
frente a ellas de una manera que honre nuestras necesidades, valores y
objetivos”. (p.35). Ante lo que se devela, ante lo que puedo conocer, qué he de
hacer? Entonces me pregunto: ¿Qué hacer con mis emociones, cuando aparecen sin
esperarlas?, ¿Qué ha causado el
cortocircuito que dejó afuera mi racionalidad?, ¿Escucho o reprimo la
información emocional que estoy sintiendo?, ¿Qué habilidades relacionadas con
el coaching son esenciales para desarrollar una maestría emocional?
Son algunos cuestionamientos que vislumbro, la cual aspiro
dilucidar en las líneas de este texto,
consciente que en el mundo de las emociones no existen verdades absolutas, ni
respuestas correctas e incorrectas, más bien interpretaciones de quienes están
envueltos en ellas y en la pericia de cada quien de descubrirlas, desnudarlas y
de aprendizaje, para vivir una vida virtuosa, plena de sentido y felicidad.
Coaching es
Aprendizaje
Echeverría y Pizarro (2000)
afirman que el coaching es un proceso de
aprendizaje de orden ontológico, es decir, es un reencuentro con el ser para su
rediseño. Señalan los autores en relación con el aprendizaje que se entiende
como: “la capacidad de autotransformación de una determinada entidad, sea ésta
un individuo o una organización, de manera de asegurar su viabilidad y expandir
sus posibilidades de éxito” (p.4). De
allí que son las acciones quienes dirigen a mejorar
los resultados y eso se traduce
en aprendizaje, para ello es necesario
tomar conciencia entre las competencias emocionales actuales y las competencias emocionales deseadas (la
meta). En el proceso de aprendizaje intervienen el coach (entrenador o
acompañante) y el coachado (el cliente).
Dentro de la estructura emocional que se es, es
necesario ir tras la búsqueda de emociones y juicios maestros, muchas veces
encubierto y asociado a circunstancias coyunturales que el coachado ha logrado declarar
como quiebre, más sin embargo, no revela plenamente el alma de éste, lo que
anda mal, lo que le disgusta, le
desencanta, lo que quisiera que fuera
diferente y reconoce que se encuentra maniatado para hacerse cargo de ello. Ese
espejismo, esa ilusión aparente requiere de un coach consciente y atento para
hacerse cargo del coachado, que haya vivido
la experiencia como coachado, que sea disciplinado en la práctica recurrente del coaching, que se
entregue a otras formas de conocimiento como el intuitivo, hacia la escucha que
va más allá de las palabras, hacia la mejora continua de si, a la reflexión en
la acción, que se conduzca hacia la plenitud de
su autoconciencia, hacia su propia maestría emocional y encamine a otros
a emprender su propio viaje.
El proceso de
aprendizaje del coaching, se enfoca
en transformar el tipo de
observador que se es, comprometiéndose y autotransformándose en lo que se
quiere ser y de este modo transformar la manera de sentir, pensar y actuar,
produciendo resultados nuevos y
diferentes. Para ello el coaching invita a salirse de la zona de confort
en que se encuentra el coachado, indagando mediante preguntas poderosas, que generen
espacios de autorreflexión a partir de los cuales el coachado es quien tiene
las respuestas y las acciones necesarias que lo ayudarán a lograr sus metas.
Los
procesos implicados en el
aprendizaje son vistos por los neurocientificos como procesos cerebrales
en los cuales el cerebro reacciona ante un estímulo, lo analiza, lo procesa, lo
integra y lo ejecuta. En consecuencia,
hoy es posible asegurar que todo proceso
de aprendizaje va acompañado de un
cambio en el cerebro, esa capacidad del cerebro para adaptarse a circunstancias
cambiantes y adquirir información nueva es gracias a que el cerebro goza de una
plasticidad ininterrumpida. En palabras
de Ortiz (2009), desde el punto de vista cerebral el aprendizaje va a consentir en una
generación de nuevas neuronas así como de nuevas conexiones dendríticas que van
a crear una red neuronal más amplia y compleja de áreas interconexionadas y
bien constituidas.
Comprender
la estructura y funcionamiento del
cerebro revelan la base de cómo aprendemos, cómo adquirimos experiencia,
actuamos, esto implica que los aportes de los últimos años desde la neurociencia,
tiene profundas consecuencias en cómo se ve a sí mismos, al rapport o sintonía
hacia el otro y a cómo interactuamos con el mundo que nos rodea, a fin de generar las estrategias adecuadas para hacer
los ajustes necesarios, la incorporación de nuevos hábitos, trabajando desde
las rutinas, emociones y desde el pensamiento consciente.
Hacia la Maestría Emocional. El Éxito más allá
del Éxito
De acuerdo con Kofman (2008), existen cinco habilidades
básicas o competencias para abordar las emociones, y conducirle hacia la
maestría emocional, estas son las relacionadas con sí mismo: autoconciencia,
autoaceptación, autorregulación, autoindagación y autoexpresión. Para alcanzar
la maestría emocional se requiere del autodominio, el cual exige autoconciencia
más autorregulación. Para ensanchar la autoconciencia emocional es necesario
actuar como espectadores de las propias
emociones, es decir, transformar las emociones en objeto de observación, para
luego buscar profundizar en el sentir, que implica tomarse el tiempo de meditar las emociones,
adentrándose y quedándose en la vibración emocional hasta recibir la información que ella trae, evitando el
“secuestro amigdalar.
Además, Según Goleman (2012) la raíz de todo autocontrol o
autorregulación emocional reside en
resistirse al primer impulso,
porque las emociones, por su propia naturaleza, provocan algún tipo de impulso
que conduce a la acción. De allí que, es imperativo autoindagar la génesis u origen que está
detrás de la emoción, allí se devela las creencias y valoraciones implícitas en
la reacción que emerge.También, se hace necesario articular la autoindagación
con dos habilidades más, la
autoaceptación y autoexpresión, la primera conduce a un
reconocimiento estoico de la realidad y lleva
consigo una reconciliación con los
sentimientos propios, aceptando con naturalidad la vida emocional para así comprenderla y
liberarse.
Para finalizar, es necesario
autoexpresarla, Beauport y Díaz (1995), aseguran que “la energía de las
emociones o te afecta por dentro o se expresa hacia afuera” (p.112), es decir,
explotas o implotas emocionalmente, en
detrimento de ti o de otrosLa expresión saludable de las emociones es una
respuesta adecuada a las circunstancias de la vida. A manera de continuar con
la reflexión, me
pregunto: ¿Puedo ser capaz de entender a otros y no entenderme a mí?,
cuestionamiento clave para ir hacia la plenitud de mi autoconciencia, hacia mi propia maestría emocional y acompañar a otros a emprender su propio viaje.
REFERENCIAS
Branden, N. (1998). El arte de vivir conscientemente,
Paidós, Barcelona.
Beauport y Díaz (1995) Las tres caras de la mente.
Caracas. Editorial Galac
Benson, H. (1975). The
Relaxation Response, Morrow, Nueva York.
Campos, J. (2001).Inteligencia Emocional. Sus capacitaciones más humanas. San Pablo.
Madrid.
tp://drae.rae.es/
(2001). DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA – Vigésima. Segunda edición
Echeverría,
R (2000) La empresa emergente, la
confianza y los desafíos de la transformación. Buenos Aires Argentina.
Ediciones Granica. S, A
Goleman, D. (2012). El Cerebro y la Inteligencia
Emocional. Nuevos descubrimientos.Ediciones B, S.A.Barcelona. 1ª. Edición
Kofman, F. (2008). La empresa
Consciente. Cómo Construir Valor a través de Valores. Buenos Aires. Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S. A.
Ortiz, T.
(2009). Neurociencia y Educación. Alianza
Editorial. Madrid.
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